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EL “SENTIDO” DE LA VIDA: EL ESPÍRITU DEL COSMOS. 2° parte.

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A fuer de no tener claridad sobre su situación, el Ser humano se dio UNA respuesta sobre su motivo y razón de vivir, sobre su razón de ser, de estar sobre la tierra y su destino cósmico. Para ello, echó mano de su capacidad de elucubración y, por supuesto, encontró algo: su mundo, la edificación de una sociedad y una cultura que lo representa y justifica en Nombre y por pedido de númenes que exigen de él cierta conducta que podrá convertirlo en heredero permanente de la superioridad, en miembro de derecho de ese status nouménico. Los dioses… Dios. Y su función era necesariamente, indefectiblemente,   servir a los dioses, servir a Dios: cumplir su veredicto, su Voluntad. Justificarse ante los dioses –o ante Dios—como ejecutor. Sin mandamientos ni órdenes explícitas, en principio: solo dar satisfacción a las expectativas divinas… Sus propias aspiraciones!   La religión. He ahí el punto necesario, por lo que esa ideología ha prevalecido por siempre en la conciencia del Hombre,

EL “SENTIDO” DE LA VIDA: LA ENTELEQUIA HUMANA. 1° PARTE 1° PARTE.

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Uno contempla el ‘hormiguero humano’ sobre la tierra y constata el asiduo trajín de esa masa animal que va y viene, que lleva y trae, que edifica y derriba, que hace la guerra y erige imperios… Y construye entes económicos  que se vuelven dominación, Todo en función del Hombre mismo… Para qué? Para un pequeño lapso de vida, después de la cual vienen herederos y sucesores que al final ya no tienen consciencia ni memoria clara del fundador ni de sus propósitos originales y la cosa termina en una especie de “derecho a la riqueza” o al entorno, del todo insondable. Y, cuando no puede ser así, la simple exigencia de ser ‘productivo’, formal, decente, cumplido, patriota y cumplidor se vuelve una exigencia generalizada: la sociedad demanda atención,  consecuentalidad, orden y respeto, decencia… Con eso el Hombre promedio “cumple”? El sentido ‘racional’ de ése deber ser de la vida, que la justifica y le da tal valor, va a pedir que uno justifique su apreciación y su función rec